TUS PÁGINAS

domingo, 27 de agosto de 2017

¿SOY UN ANDROIDE?

Según sabelotodo no es exactamente así, pero analicémoslo más detenidamente.

¿Conoces a alguien que lleve algún tipo de prótesis estética o reparadora, temporal o permanente, entendiendo como tal cualquier elemento compuesto por algún material ajeno a lo propiamente biológico (metales, plásticos, siliconas... en forma de sólidos, líquidos, geles...)? No tienes que ir muy lejos: extensiones, pestañas postizas, empastes, brackets, lentillas, lente intraocular, gafas, audífonos, implantes cocleares, marcapasos, válvulas cardíacas artificiales, placas y tornillos quirúrgicos u ortopédicos para fracturas, prótesis de cadera, de rodilla o mamarias, telas para hernias inguinales, dius, ¿riñones biónicos?, y un largo etcétera.

Imaginemos un individuo plagado de todos estos dispositivos, tantos como puedan existir. ¿Cuántos sería capaz de soportar sin dejar de ser humano? ¿Dónde está el límite, en el cerebro?


Hasta ahora sólo hemos considerado la parte física. ¿Y si nos aproximamos al campo de la cibernética... o analizamos la parte mental?

Vivimos bajo un bombardeo masivo de los medios de comunicación de masas, desde niños nos introducen en sistemas educativos al servicio de los respectivos sistemas políticos y/o religiosos, en mayor o menor medida o intensidad, el lavado de cerebro es general. El hardware es cada vez menos nuestro, menos biológico o de base natural, ¿Y el software (información, opinión, formación, doctrina...) no es esencia exógeno?

¿Andriode, cyborg? No sé si ya lo somos, estamos a punto o se hará de esperar. Lo que sí sé es que por acción u omisión, consciente o inconscientemente, parcial o ¿totalmente? estamos inmersos en un proceso, cada vez más rápido de hibridación.

Muchos ya somos cyborgs.

¿Seguimos siendo humanos?

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