¿No tenemos la mayoría un recuerdo muy agradable de nuestra infancia? Después vino la adolescencia y luego nos hicimos lo que llamamos "adultos". ¿No os parece que nos hemos ido dejando cosas muy interesantes por el camino ? No había nada que se nos resistiera, con empeño e ilusión conseguíamos todo lo que nos proponíamos. No mirábamos el reloj, no nos daba pereza levantarnos, siempre teníamos ideas, cosas nuevas por hacer, amigos en todas partes, no actuábamos para quedar bien con los demás, no teníamos preocupaciones, dormíamos muy bien y no teníamos miedo al fracaso, ni siquiera sabíamos lo que era. Vivíamos intensamente el presente. Disfrutábamos de todo lo que hacíamos. ¿No nos fue nada mal, verdad? ¿Qué os parece si intentamos volver a ser niños? Creo que, realmente, merece la pena.
Sin darme cuenta he utilizado 9 veces la palabra "no", que es un término muy utilizado por los adultos y que los niños no acaban de entender. Podríamos empezar por emplear mucho más frecuentemente el término opuesto "sí", sin caer en la tentación de emplear el condicional "si". Sí quiero, sí puedo.
La envidia es uno de los siete pecados capitales. Me reconozco
pecador porque envidio la creatividad, el entusiasmo, la inocencia, la
perseverancia y la implicación de los niños cuando hacen o quieren conseguir
algo.