domingo, 28 de septiembre de 2014

ESTO NO ES UNA PIRÁMIDE, ES UNA RED


Imagínate que se trata de un sistema radial articulado, extendido sobre una superficie horizontal, en que cada bolita es una rótula, y cada línea recta es una barra rígida articulada en sus dos extremos. Si coges la bolita del centro y la vas levantando poco a poco en dirección perpendicular a la superficie, adquiere un aspecto piramidal. Puede parecer una pirámide, pero en esencia es una red. Todas las organizaciones sociales son redes, más o menos estructuradas ( tu familia, tu empresa, tu club, tu colegio, tu gobierno... TODO ) . La inmensa mayoría de los grandes negocios también son redes, y hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, existen increíbles oportunidades al alcance de cualquiera para vender de todo.

Casi todos los sistemas de remuneración son multiniveles. ¿O acaso gana lo mismo un director que un currante? Si hay clientes que pagan, quien tiene que cobrar, cobra, cada uno lo que le corresponde. Sin clientes no hay negocio. La cadena de distribución puede ser todo lo larga que se quiera. Cuantos más intermediarios intervengan en ella, más se encarece el producto, y a menos se toca en el reparto. ¿Te has parado a pensar en la de miles de personas que cobran pequeñas partes de tu dinero cuando compras por ejemplo un coche nuevo? La venta directa tiene grandes ventajas, para el empresario y para el emprendedor. Son menos a repartir. Se reducen considerablemente los principales costes fijos ( locales, personal y sus gastos asociados ). Ganas lo que realmente mereces. Cuanto mejor haces tu trabajo, más ganas. Son ingresos recurrentes, puedes estar beneficiándote del trabajo inicial por mucho tiempo. Y lo más importante, puedes disfrutar de tu esfuerzo y ser un poco más libre.

LA CAÍDA DE LOS IMPERIOS

Hoy toca tratar un tema que me apasiona desde niño. Que yo recuerde, es la primera vez que abordo el asunto en este blog. Acabo de volver de Roma hace menos de un mes. He vuelto a visitar la porta ostiensis, me inpresionó el día que la descubrí. Por ella llegaban a Roma la mayor parte de sus riquezas procedentes del puerto de Ostia. ¡Merecía una foto!


Acabo de leer este artículo sobre la economía de una de las civilizaciones más fascinante de la Historia de la Humanidad. Y hoy también acaban las fiestas de mi pueblo que rememoran aquellos tiempos. A propósito, hay una página muy interesante en facebook: The Romans

La economía mundial en tiempos de Julio César

La economía global del siglo I, dominada por el Imperio Romano, tenía un sistema bancario, una moneda que se usaba tanto en Italia como en la Península Ibérica o Britania y un sistema legal unificado.

Los documentos históricos son escasos, pero un estudio del alemán Deutsche Bank calcula que Roma controlaba el 25% de la producción mundial y que su sombra imperial se extendía por gran parte del planeta. Según el estudio, sus principales rivales eran Parthia –aproximadamente lo que hoy es Irán– y los bárbaros de Alemania, que apenas generaban un 2% y 1% de la producción mundial, respectivamente.

Peter Temin, economista emérito de la Universidad de Massachusetts y autor de The Roman Market Economy (La economía de mercado romana), opina que la economía del imperio romano en el siglo I era similar a la del siglo XVII y XVIII, justo antes de la gran revolución industrial.

“Desde luego que la industria y agricultura eran mucho más rudimentarias que lo que tenemos hoy, pero había una economía de mercado y una distribución del ingreso tan desigual como la actual en Estados Unidos”, indicó a BBC Mundo. Y, según los expertos, el imperio era “la columna vertebral de esa economía”.

El imperio sin fin

En “La Eneida”, Virgilio caracteriza a Roma como el imperium sine fine. Y es que, hasta donde daban los conocimientos de la época, el imperio abarcaba prácticamente el mundo entero: casi toda Europa Occidental, el norte de África, partes de Medio Oriente. Más allá, la barbarie o lo desconocido.

Si se suman tanto los miembros plenos como los estados tributarios, el cálculo del Deutsche Bank –en un estudio que no incluyó a China, India y América- es que el Imperio Romano representaba el 70% de la economía global. Este imperium sine fine tenía entre 50 y 100 millones de habitantes y una red de carreteras tan avanzada que se siguió usando hasta el siglo XIX.

“El sistema bancario era mucho más rudimentario que el actual, pero servía para financiar el consumo y la producción. Los préstamos tenían tasas de interés y usaban colaterales para garantizarlos como, por ejemplo, la propiedad de los viñedos”, señaló a BBC Mundo Peter Temin.

Roma la esplendorosa

Durante mucho tiempo los historiadores caracterizaron a Roma como una economía que giraba en torno a una agricultura de subsistencia, con ínfima innovación tecnológica y un desarrollo que, para muchos, era un virtual estancamiento.
Sin embargo, según Willem M. Jongman, de la Universidad de Groningen, Holanda, y autor de The Economy and Society of Pompey (La economía y sociedad de Pompeya), el imperio fue una de las cimas del crecimiento pre-industrial.

“El problema era que los ingeniosos cálculos que hacían los historiadores del PIB de Roma se basaban en muy pocos documentos. Era el equivalente a reconstruir el PIB de Estados Unidos con los recibos del precio de una hamburguesa en Kentucky en los años 30, de un coche en Virginia en los 60 y del salario de un electricista en San Luis en los 70”, señaló a BBC Mundo.

Con los avances de la investigación arqueológica, los historiadores pudieron superar este obstáculo al poder reconstruir la sociedad de una manera mucho más precisa a partir del análisis exhaustivo de la tierra, las ciudades, las ruinas, los utensilios y adornos.

“Esta nueva metodología nos ha permitido ver que el imperio romano tuvo un gran aumento poblacional y que experimentó un fuerte incremento del consumo y la producción. Desde ya que no era una economía como la moderna que crece a un 1,5% anual y tiene grandes avances
tecnológicos, pero sí una economía que se expandió y permitió un mejoramiento sostenido del nivel de vida”, indicó Jongman a BBC Mundo.

Los hallazgos de osamenta animal y de criaderos de pesca han permitido constatar un aumento del consumo de carne y el pescado en una población en continuo aumento. La existencia de viñedos y la comercialización del vino por buena parte del imperio es otra muestra de una importante industrialización agrícola.

“Roma era una ciudad de un millón de habitantes. Hasta el siglo XIX Londres no llegó a tener este volumen de gente. Como puede ver cualquier turista hoy en día, no se trataba de una ciudad de chozas construidas en medio del barro. El nivel de edificación era tan sofisticado que no sólo asombró al Renacimiento sino que nos sigue enmudeciendo hoy. En esta ciudad tan sofisticada las necesidades de sus consumidores eran atendidas por este continuo excedente de la producción agrícola o vitivinícola o ganadera”, indicó Jongman.

La pax romana

La mayor parte del comercio se hacía en el interior de este vasto imperio dividido en provincias, como se llamaba a los territorios conquistados que poseían un altísimo nivel de autonomía. Pero a Roma llegaba arroz importado de India y seda de China.

El imperio usó más hierro y metales que todas las sociedades previas. En España, Galia, Bretaña y las provincias del Danubio se abasteció de oro, plata, cobre, carbón y bronce usados en la construcción edilicia y en la fabricación de armas, llaves, sellos y carros de combate.

“Había una pax romana. Roma proveía una seguridad que ninguna sociedad pre-industrial podía tener respecto al pillaje y la piratería. A cambio los países pagaban tributo. La conquista era cruel, pero una vez pasada esta etapa, los romanos mostraron un gran talento para el gobierno.

"Si Roma se beneficiaba, lo cierto es que también había progreso en las regiones que incorporaba como se veía en el aumento de la población, consumo y producción de esos territorios”, señala Jongman.

Una de las tres regiones en que estaba dividida la Península Ibérica, la Hispania Baetica –actual Andalucía– se convirtió en una gran exportadora de aceite de oliva: su mayor cliente fue la misma Roma.

Las ánforas halladas en Monte Testacio, Roma, son uno de los “documentos arqueológicos” del volumen de esta exportación: contenían unos 580 mil metros cúbicos de aceite. El cálculo es que solamente esa zona del Monte Testacio en Roma importaba más de 7 millones de litros anuales.
“El otro gran poder de la época, China, era un estado replegado sobre sí mismo. Es la gran diferencia con Roma, que era una potencia en permanente expansión. Por eso, en la medida en que se puede, si hablamos de la economía mundial del siglo I, estamos hablando del Imperio Romano”, destacó a BBC Mundo Peter Temin.

Marcelo Justo, msn dinero 26/09/2014



Situémonos:

Unos 700 años después de la fundación de la ciudad, Roma todavía no era un imperio, los cartagineses ya habían sido borrados del mapa 146 años atrás, y ya era muy poderosa. El 14 de marzo del 44 a.C. asesinaron a César. Se suceden unos años de turbulencias (bueno, toda su historia fue turbulenta), hasta que Augusto, el 27 a.C. se proclama emperador.

Unos 6 siglos después, los restos del imperio más sorprendente de la Historia, se desvanecen, corría el 565 d.C. (esto en Oriente, pues el de Occidente sólo aguantó hasta el 476 d. C.).

Todo está sujeto a ciclos más o menos regulares, casi nada permanece constante. Y ahora mucho menos. Hay que estar preparado.

'Se veía venir...'



Yo me pregunto:

¿Por qué utiliza el término "socialismo"?