¡Vaya, otra vez he caído en la trampa!
Estamos tan sumergidos, aunque no seamos conscientes, en un entorno de nuevas tecnologías, que nuestra manera de percibir el mundo es, cuando menos, limitada. Y al mismo tiempo lo consideramos un terreno tan lejano a nosotros, que nos da pánico la más mínima intención de acercarnos a él.
Nos hemos acostumbrado a que nos lo den todo hecho, y muchas veces erróneamente pensamos que es por nuestro bien.
Pero no todo es tecnología, al menos informática. La creatividad está al alcance de cualquiera, la capacidad de innovar es intrínseca a la naturaleza humana. Pequeños cambios de perspectiva al analizar las cosas, pequeñas alteraciones en nuestra conducta, pequeñas modificaciones de nuestros hábitos, pequeños impulsos en la toma de decisiones... nos pueden llegar a reportar grandes beneficios. Todo es cuestión de voluntad.
Para muestra un botón. Eso, eso, haz click en éste:
Consecuencias: más seguro, menos cansado, más eficiente, más rápido, menos trabajo... mejor.
¿Sabes una expresión que me revienta?: "Siempre se ha hecho así"
¿Cuántas cosas podemos mejorar con acciones sencillas en nuestra rutina diaria?
¡Hala, a pensar!
