Hasta hace pocos años podíamos utilizar determinados pretextos para eludir la aventura emprendedora: hay alternativas más sencillas, lucrativas y seguras, no tengo la formación adecuada, carezco de los recursos económicos necesarios, no conozco a nadie que me pueda ayudar...
Interpretábamos la emprendeduría como una opción excluyente, del estilo de: ¿ estudias o trabajas ?, como si la una aparatara a la otra, como si no fuera posible compaginarlas.
Pero las circunstancias han cambiado, ninguna de las excusas anteriores mantiene ya su validez. El entorno socio-económico es totalmente diferente, y lo va a ser mucho más.
Internet ha socializado la información, y por tanto las oportunidades. El que quiere, puede. Y el que dice que no quiere, ni se imagina la que se avecina.