" La inteligencia sin amor te vuelve perverso; el dinero sin amor te vuelve avaro; el poder sin amor te vuelve tirano ",
Clint Eastwood.
Y yo añado: la salud sin amor se marchita. Amar es dar. Dar sin esperar nada a cambio. ¿ Qué contrasentido ? Tan simple y sin embargo muchas veces nos parece tan caro. Dar es dar; cualquier cosa por pequeña que parezca y que sea útil o agradable de algún modo a otra persona o simplemente a la Naturaleza. Dar…las gracias, por ejemplo. ¿ Cuánto trabajo nos cuesta a veces decir simplemente: gracias ? Cuando te las dan por cualquier nimiedad, ¿ no te sientes complacido, reconocido, valorado y al mismo tiempo agradecido ? A veces respondemos: gracias a ti. Sin darnos cuenta entramos en un círculo “ vicioso “ sin fin ( ojalá todos los vicios fueran así ) de agradecimiento, de dación, de amor.
Para explicarlo mejor, voy a intentar simplificarlo. A mi modo de ver, el amor más puro es el amor filial, a un hijo. El mero hecho de engendrarlo, o de adoptarlo, conscientemente, es un despliegue desenfrenado de generosidad y al mismo tiempo de compromiso y de responsabilidad. Ajenos a cualquier tipo de coacción, firmamos un contrato que nos ata de por vida sin esperar ninguna contraprestación. Todo consiste en dar sin esperar recibir. Aunque paradójicamente, cuanto más damos, más recibimos y de este modo se retroalimenta y engrandece el proceso: la tormenta perfecta del amor. Una sonrisa, una caricia, cualquier manifestación de una solicitud de protección, un acto de obediencia, la ejecución de un esfuerzo, por mínimo que sea, para conseguir algo que sabe que nos agrada o nos gusta…cualquier detalle nos devuelve con creces mucho más de lo que hemos dado y nos motiva y alienta a seguir dando cada vez más y más sin siquiera pararnos a pensarlo.
Éste es el poder del amor, y a raíz del amor filial se genera el familiar y el relacional y el amor en general. Y llegados a este punto podemos volver a preguntarnos aquello de qué fue primero el huevo o la gallina, porque para experimentar el amor filial previamente tenemos que experimentar el conyugal, o como queramos llamarlo, y de repente me viene a la mente una canción de
Celine Dion, “ The power of love “ que seguro que conocéis, cuyo enlace, con traducción incluida, os dejo aquí mismo:
http://www.youtube.com/watch?v=oJnUvjr3Mdk . Espero que la disfrutéis como hago yo.
Aunque sea por egoísmo, por nuestra propia salud, deberíamos acostumbrarnos a dar-amar. Empezaré por predicar con el ejemplo:
¡ Muchas gracias por leer mis desvaríos !