Nos guste o no, están invadiendo nuestro día a día. Las hay de mil tipos diferentes, para satisfacer los gustos de los más exigentes. No son más que una herramienta del presente para gestionar las muy diversas formas de relaciones sociales propias de los seres humanos. Somos la especie dominante del planeta porque convivimos en sociedades con multiconectividad. Cuantos más contactos, más poder.
Han venido para quedarse. Sin darnos cuenta estamos siendo objeto de sus actividades, pero también podemos buscarles un uso adaptado a nuestros intereses. Cada vez van a convivir con nosotros con mayor intensidad. No hay marcha atrás. Una postura sabia sería aceptarlas y aprender a beneficiarnos de su existencia. REDES