Las vacaciones no pueden ser una excusa para el crecimiento personal.
Más bien al contrario.
Una oportunidad ideal para echar el freno, relajarse, reflexionar...
Ahora tenemos más tiempo.
Bueno, tiempo tenemos siempre el mismo, lo que sucede es que lo dedicamos a otras "prioridades".
Analizar el presente y echar la vista atrás para conocer sus causas.
Somos, ni más ni menos, las consecuencias de lo que hemos hecho.
No de lo que hemos pensado.
Ni de lo que hemos soñado.
Ni de lo que hemos dicho que íbamos a hacer.
Sino simple y llanamente de lo que hemos hecho.
¿ Satisfechos ?
¡ Perfecto !
Pues ahora puede ser un buen momento para asentar los cimientos del cambio.
Cambio personal.
Porque nada va a cambiar ahí fuera.
Nada cambia ahí fuera.
Ese cambio es una utopía.
Basta con repasar la Historia.
Pero mejor que nos centremos en la nuestra.
Es la única sobre la que tenemos poder de actuación.
Es la única que nos ofrece la oportunidad des ser los protagonistas.
Cuando un día se acaba, otro vuelve a empezar.
¿ El mismo ?
¿ O queremos algo más ?
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