lunes, 28 de abril de 2014

INICIATIVA Y FUSIÓN

EL ORIGEN DE LA VIDA:

En los seres humanos, los espermatozoides poseen una cabeza de 5 a 8 micras y una cola de 50 micras de longitud. El óvulo es la célula más grande del cuerpo humano, mide unos 0,14 milímetros. Por lo tanto, el espermatozoide es unas 30.000 veces más pequeño que el óvulo.
¿ Y ?
David también era más pequeño que Goliat.

Ni uno ni otro tienen ningún futuro por separado. Ambos se complementan, pues su carga genética es parcial.



Cuando el espermatozoide introduce su cabeza en el óvulo pierde la cola y se genera una nueva célula con carga genética completa. Pero sólo el más atrevido, el más tenaz, el más rápido... alcanza el objetivo. La vida es fruto de la competencia. Sana, natural, pero competencia al fin y al cabo. Rara vez hay premio para el segundo.

Tanto los espermatozoides como los óvulos que no culminan la fecundación, mueren inexorablemente y no trascienden. Del mismo modo, la civilización y el progreso, son fruto de la colaboración... y de la competencia. Una vida sin competencia es monótona, aburrida, mortal. Y no estoy hablando de competir con nadie, sino de hacerlo con uno mismo. Con tratar de ser mejor, de crecer, de trascender. Cada cual elige sus propias batallas. A unos les basta con sobrevivir, otros por el contrario prefieren progresar. Pero todos, cada uno a su manera, compiten por vivir un día más. Hasta que se van.


                                                                                               EL FINAL DE LA VIDA.


¿ Y luego ?