miércoles, 16 de septiembre de 2015

OJOS QUE NO VEN...

Platón nos invita a reflexionar sobre nuestra percepción de la realidad, sobre lo verdadero o lo falso, sobre lo justo o lo injusto, sobre lo que creemos que sabemos.

En lo más profundo de una caverna, viven unos seres humanos inmovilizados mirando a la pared del fondo. Nunca han visto la luz del Sol, ni se ven entre ellos. A sus espaldas hay un muro tras el que desfilan unos personajes, a quienes no pueden ver, transportando sobre sus cabezas unos objetos a una altura que sobrepasa la del muro. Vivirían en la más completa oscuridad de no ser por una hoguera situada más atrás que proyecta sobre la pared del fondo las sombras de los objetos.

Sólo pueden ver sombras. Ellas son su única verdad.

Estos prisioneros representan a la mayoría de la humanidad, pasan toda su vida viendo solamente sombras de la realidad. Su opinión del mundo está deformada, se aferran a ella con tenacidad y no tienen ningún deseo de escapar de su ignorancia. Ni se imaginan que pueda existir nada más.

Si uno de los prisioneros pudiera escapar de su cautiverio, en un principio quedaría cegado por el fulgor del fuego, progresivamente se iría adaptando a la luz, pero seguiría pensando que las sombras, que conocía bien, eran mucho más reales que los objetos que ahora puede ver. A su intelecto le llevaría algún tiempo hacerse a la nueva versión de la realidad. Si saliera de la cueva y pudiera ver y adaptarse a la luz del Sol, acabaría cayendo en la cuenta de las tremendas limitaciones a las que había estado sometido y descubriría su tremendo potencial.

Si compadecido por sus compañeros de cautiverio, regresara a lo más profundo de la cueva, prisionero ahora de la excitación por lo que ha conocido, pero sin poder más que transmitir de palabra sus descubrimientos, encontraría serias dificultades para hacerse comprender, y se sentiría rechazado por tratar de que abandonaran el mundo de las sombras que ellos consideran la única realidad.

La educación requiere decisión, esfuerzo y disciplina, romper prejuicios, abrir la mente, no dejarse llevar.