lunes, 7 de mayo de 2012

QUIERO VOLVER A SER NIÑO


BLANCO O NEGRO

Enseguida me diréis: “ Hay matices de grises “, y yo argumentaré: “ Depende de sobre qué estemos hablando “.
Por ejemplo, si yo os pregunto: “ ¿ Sois optimistas o pesimistas ? “. Y vosotros me contestáis: “ Yo soy realista “.
¡ Ya empezamos !
Es como lo del vaso. Si un vaso tiene exactamente la mitad de la cantidad total de agua que puede contener, y yo os pregunto: “ ¿ Cómo lo veis, medio lleno o medio vacío ? “ , la respuesta: “ Es que está justo por la mitad “, no me vale, porque yo os estoy preguntando por un punto de vista y vosotros me estáis contestando con un hecho ” real “ ( ya hablaremos de lo que entendemos por “ real “ en otro post ).
A mi me interesa conocer vuestra ACTITUD frente a un HECHO. Ahí está la clave del asunto. Los hechos son los que son, o mejor dicho lo que nos parece que son. La situación actual es la que es, o más concretamente la que creemos que es. Pero al margen de todas estas consideraciones más o menos racionales, por qué no intentamos dejarnos llevar por la intuición, la ilusión, los intereses, las aspiraciones, los sueños…, es decir, vamos a valorar nuestra ACTITUD ahora, en el presente, sopesando nuestras experiencias del pasado y planificando lo que pretendemos para nuestro futuro.
Os vuelvo a preguntar: “ ¿ Sois optimistas o pesimistas ? “. Voy a ser un poco más agudo: “ ¿ Qué os interesaría más, ser optimista o pesimista ? “. Como me respondáis lo segundo, lo tenéis claro amig@s. ¿ Qué ventajas tiene serlo ? ¿ Os va a ayudar en algo ? Como mínimo estáis manifestando indiferencia sobre vuestro futuro. Creo que será mejor que recapacitéis.
Lo que tenga que ser, será. Pero es nuestra actitud ante ese futuro INCIERTO lo que puede resultar determinante. Lo que cuenta es el camino, el presente, y nuestra ACTITUD  en la forma de afrontarlo es lo que nos reportará sosiego y satisfacción o, por el contrario: padecimientos, sufrimiento y frustración.
Cuando éramos pequeños nuestro comportamiento no era tan racional, nos dejábamos llevar por impulsos, no hacíamos valoraciones sobre los posibles riesgos, no pisábamos el freno antes de arrancar. ¿ Y cómo nos fue ? Sobrevivimos ¿ no ? ¿ No creéis que deberíamos recuperar esa chispa característica de la infancia, ese mirar siempre con optimismo hacia delante, ese afrontar los obstáculos a medida que se nos vayan presentando… y superarlos con decisión ?
Cuando algo nos gusta de verdad, cuando no analizamos con antelación los costes que nos pueda suponer, sino que simplemente lo hacemos, experimentamos placer en su ejecución, vivimos el presente, nos aislamos del entorno y simplemente nos centramos en disfrutarlo. ¿ No es esa la mejor ACTITUD, susceptible de extrapolar a todos los aspectos de nuestra vida ?

¡ ADELANTE, VAMOS !