viernes, 19 de octubre de 2018

DE-FORMACIÓN

Volvemos a tratar el tema de la formación, esta vez desde otra perspectiva.

Parece que creemos que cualquier habilidad que queramos alcanzar o desarrollar podemos adquirirla a través de la formación.

Desde la infancia nos han insertado en un sistema de creencias, que damos por buenas sin plantearnos su idoneidad, entre las que se incluye la falsa percepción de que el seguimiento a pies juntillas de los resortes del propio sistema nos puede proporcionar cualquier conocimiento o aptitud que nos podamos imaginar.

Nada más lejos de la realidad.

Ese sistema nos ha hecho creer que las necesidades de formación, y por tanto su reconocimiento académico por medio de un título y su validación profesional a través de la concesión de determinadas competencias, sólo las puede proporcionar el propio sistema de forma exclusiva.

No es cierto.

Hay conocimientos, habilidades, aptitudes, competencias, destrezas... que sólo se pueden conseguir por medio de la experiencia personal y a veces, si estamos convenientemente dotados de esa capacidad, a través de la observación del comportamiento de los demás, analizando los efectos de sus acciones.