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martes, 24 de septiembre de 2019

EL MÓVIL DE LOS HUMANOS ES EL INTERÉS

¿Has leído una novela o visto alguna película policiaca en la que se investigue un crimen?

Uno de los asuntos esenciales es el móvil, y no me refiero al smartphone, sino a lo que ha llevado al criminal a cometer dicho crimen.

Todo tiene un porqué, y tratándose de humanos, lo más lógico es que sea la consecuencia de una decisión consciente o inconsciente. Una causa, motivo o razón que deviene en determinada acción, desencadenando la comisión del delito.

Y la raíz de todo ello no es ni más ni menos que algún tipo de interés. Un interés que ha captado la atención del individuo y que finalmente le ha llevado a la ejecución del acto originario del crimen.

Cuando era adolescente leí "El español y los 7 pecados capitales" de Fernando Díaz Plaja. En aquella época, la palabra pecado tenía un marcado significado religioso. Hoy se puede interpretar como una mera connotación. Y en consecuencia, pecar se puede definir como sucumbir a una debilidad humana. Debilidades que en el fondo están íntimamente asociadas a nuestros instintos más animales, aquellos que inconscientemente intentan, y muchas veces lo consiguen, controlar nuestros actos. Tras ellos se esconde el más primario de todos ellos, el de la supervivencia.

Lujuria, avaricia, codicia, envidia... no son más que distintos tipos de máscaras, que ocultan el verdadero rostro del "primero yo y mis intereses".


Puede ser recomendable tener identificados los intereses personales secundarios, aquellos que van después de la propia supervivencia. Esto nos puede facilitar la continua toma de decisiones del día a día. Recordemos que el no hacer nada ante una determinada situación, también es una decisión.

Para llegar a identificarlos es muy útil una sencilla pregunta, que hay que plantearse reiteradamente hasta llegar a identificar la última respuesta, que ya conocemos: la supervivencia.

¿Por qué?
Respuesta1.
¿Por qué "Respuesta1"?
Respuesta 2.
¿Por qué "Respuesta2"?
...
Mi propia supervivencia o un interés superior, como puede ser dar la propia vida a cambio de la de otra persona.