Son algunos de los mejores deportistas españoles de la Historia, dedican su vida a conseguir determinados resultados, aunque no siempre lo consiguen.
Todos los que compiten lo hacen por las mismas medallas, pero sólo hay para tres, los demás no tienen premio.
Todos lo saben antes de empezar, pero lo dan todo por intentarlo. Es la actitud del competidor. No hay ninguna garantía de éxito. Se trata de un camino sembrado de obstáculos, y el reto consiste en ir superándolos de uno en uno. Si todo va bien, y a los demás no tanto, se puede alcanzar el objetivo, en caso contrario habrá que conformarse con la experiencia de superación, con los acontecimientos agridulces del camino... y con la determinación de volver a intentarlo en la próxima ocasión.
Como la vida misma. El que no arriesga, no gana. Pero el que lo hace siempre aprende alguna lección y además puede conseguirlo.