¡Pero ay sorpresa!
¡Cuántas veces también nos damos cuenta de estar funcionando al margen de sus posibilidades!
Nos han educado a aprender por imitación y repetición, y eso es lo que hacemos desde que nacemos, copiar y pegar, de modo que romper esta secuencia y esos lazos nos resulta realmente difícil, ya sea por inconsciencia, por vagancia, o por miedo.
Damos por hecho lo que nos han transmitido sin siquiera utilizar un mínimo de nuestra capacidad de reflexión para cuestionarnos su validez y conveniencia.
Y no cuestiono que no sea un método útil y efectivo para muchos de los procesos del día a día.
Precisamente por eso, quienes lo saben, lo utilizan como arma de destrucción masiva para anular nuestra capacidad innata de razonamiento y reflexión.
Romper esta dinámica es tan simple como plantearse una breve pregunta:
¿Por qué?
Que no es más que una derivada de la siguiente:
¿Quién está sacando tajada, y cómo, con lo que me está haciendo creer?
Dicen que es bueno demostrar empatía con los demás.
¡Pues qué buena oportunidad para tratar de ponerse en los zapatos del otro y averiguar qué le pasa por la cabeza cuando despliega un discurso que persigue determinado propósito poniéndose en los nuestros!
Quizás parezca muy enrevesado, pero nada más lejos de la realidad.
¡Es pura y simple lógica que nos aborda instintivamente en multitud de ocasiones en forma de preconcepciones!
¿Filosofía práctica?