¿Acaso existe alguien que sea capaz de ganarme en ser yo mismo?
Si quiero algo, voy a por ello. Si tropiezo y me caigo, me levanto y sigo avanzando. Cada paso hacia delante es un avance, un reto superado, una pequeña meta alcanzada. La satisfacción está en el progreso, en mi propio progreso. ¿Qué más da el ritmo que lleven los demás? Si es superior al mío, nunca podré alcanzarlos. ¿O sí? Yo me marco mis propios objetivos, que no son otros que superar los anteriores. Pero son siempre los míos, me los fijo yo. Poco a poco, paso a paso, llegaré a donde me he propuesto. A mi ritmo, como la tortuga, sin prisa pero sin pausa, sin dudas, enfocado, aprendiendo y disfrutando, ayudando a los que me encuentre por el camino y empiecen a desfallecer. Todos los que perseveramos vamos a llegar a lo más alto, y si yo llego antes, te echaré un cabo. ¡Ánimo!
¡Ah, y cuando lleguemos a la cima ya buscaremos otra más elevada!
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