Creo que hay varios atributos que están bastante arraigados en la idiosincrasia del español promedio y también, por la fuerte influencia cultural, en nuestros hermanos hispanoamericanos. A saber: orgullo, miedo, envidia y conformismo. Por poner sólo algunos ejemplos.
Visualicémonos en el centro de un diagrama con cuatro radios, correspondientes con cada uno de los atributos enunciados, y escalados de 0 a infinito. A mi modo de ver nuestra zona de confort, que a mí me gusta llamar de acomodo, ya que el confort suele quedar lejos, representaría el área encerrada por la curva que uniera los valores marcados en cada escala.
Orgullo por nuestra educación, cuna, posibles, posición social, prestigio... en oposición a humildad.
Miedo al qué dirán, al fracaso, a retar a la autoestima, a lo desconocido... en oposición a la audacia.
Envidia al que ha alcanzado más, en oposición a la admiración y ánimo de imitación.
Conformismo, inmovilidad y asunción de un rol de dependencia en oposición a inquietud, insatisfacción y búsqueda de crecimiento y libertad.
Ahí fuera el horizonte es infinito y sin embargo nosotros nos empeñamos en recluirnos en nuestro cascarón. ¿ Os hacéis una idea de cómo se ampliaría nuestra zona de satisfacción ? ¿ Cómo aumentaría nuestro bienestar y el de los demás ? ¿ Cómo saldríamos adelante en solidaria comunidad ? Mi casa, mi pueblo, mi... y nos cerramos a descubrir la inmensidad de lo ajeno, que es mucho más rico, diverso, colorido y plagado de posibilidades por disfrutar.
Los grandes lo han sido por destacar en la mediocridad. Por ponerse a prueba y autodemostrarse su capacidad.
Para ser grande hay que empezar por ser pequeño. La humildad es el requisito de cualquier comienzo.
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