Vivimos la semana, y a continuación, el fin de semana. Vuelta a empezar. Vivimos el año, y a continuación, el mes de vacaciones. Vuelta a empezar. Vivimos la vida, y a continuación... seguimos viviendo la vida ¡porque es continua! ¡no tiene paradas! ¿Por qué nos empeñamos en fraccionarla? Es más, a pesar de su continuidad, no es constante. No es lo mismo la niñez, que la adolescencia... que la vejez. Y cuando ésta llega es frecuente escuchar lamentos de lo que no se ha "podido" hacer y de hacerse la reflexión: "si lo hubiera sabido antes".
Inevitablemente, vivimos en un mundo regido por la economía, que también es continua, y cíclica, como la vida misma. La mayoría pertenecemos a unas generaciones que no han vivido una guerra en su propio territorio, algo atípico en la historia de la Humanidad. Hemos disfrutado de una etapa de prosperidad acelerada, que se ha dado en llamar "estado del bienestar", algo que nunca antes se había experimentado.
Como en todo lo que es cíclico, ha llegado la hora de la corrección, que podría prolongarse tanto como la recuperación anterior, es decir. varias décadas. ¡Ya casi vamos a completar la primera! ¿Estamos mentalizados?
Una pregunta que planea en el horizonte es si volveremos a recuperar e incluso superar los niveles de bienestar anteriores. ¡Sin duda! La cuestión es: ¿cuándo? Y la respuesta podría ser: va para largo. Por regla general, las subidas son bastante más lentas que las caídas, y de ésta última ya van ¿diez años? ¿Qué nos puede hacer pensar que esta vez va a ser diferente?
Con la situación actual y reciente del mercado laboral, esperar una protección por jubilación siquiera similar a la que han disfrutado nuestros mayores roza la utopía. Al margen de lo que puedan decir los datos "oficiales", los ingresos siguen bajando, los gastos no han dejado de subir todos estos años, y nunca antes se ha invertido esta tendencia a largo plazo. Sólo hay que saber restar. La vida laboral es limitada, el tiempo corre en su contra, el futuro siempre ha sido incierto, pero lo que sí es seguro, es que a cierta edad hay cosas que son mucho más difíciles de corregir.
El pasado es irrecuperable, ahora es el mejor momento a nuestro alcance para empezar a tomar medidas inteligentes de planificación financiera personal. Puede que mañana sea tarde.
Las cifras que manejan los medios de comunicación, macro o micro, no son las nuestras. Nadie se interesa ni lo más mínimo por pagar nuestras facturas, esta responsabilidad es exclusivamente individual, y si queremos garantizarnos esa capacidad en el futuro, debemos actuar desde ya.
Basta con fijarse en las personas mayores que hoy día sobreviven con unas pensiones mínimas. ¡Y son las mejores de la historia, generadas en una época de bonanza económica! ¿Te empiezas a imaginar las que te van a tocar a ti, generadas tras un largo periodo de crisis, de empleo escaso y de baja calidad?
Hace unos años se criticaba el mileurismo, sin embargo hoy muchos añoran esa situación. Pero los gastos han seguido creciendo, y lo seguirán haciendo. Sólo hay que saber restar.
Diversificar las fuentes de financiación se está convirtiendo en una tarea inexcusable. Disponer de una alternativa que siga generando ingresos incluso tras la jubilación se está convirtiendo en algo ineludible. Pero no es algo que se pueda conseguir de hoy para mañana. Lleva su tiempo, lleva su dedicación. Hay que empezar cuanto antes.
Tú decides.
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