Todos somos EMP (Educados y Mediatizados Para...). Cada uno de nosotros hemos recibido una educación y hemos estado influidos por un entorno y unas circunstancias y experiencias diferentes, que consciente o inconscientemente nos han llevado a ser quienes somos, que no es otra cosa que el resultado de las decisiones que hemos ido tomando, o alguien ha tomado por nosotros, a lo largo de nuestra vida.
Llegados a cierta edad, enfrentamos la responsabilidad de alcanzar autonomía financiera de quienes hayan sido nuestros tutores hasta esa fecha, para afrontar el futuro con libertad.
Utopía. Llegados a ese momento ya estamos fuertemente condicionados por los acontecimientos de nuestro pasado. Hasta ese momento han estado decidiendo por nosotros, lo que nos ha colocado en una determinada línea de salida, de las muchas que puede haber.
La buena noticia es que si somos conscientes de esa imposición, podremos tomar medidas correctoras. Los que decidieron por nosotros pudieron haberlo hecho con su mejor intención. Lo relevante es que sus circunstancias pudieron ser muy diferentes a las nuestras, de hecho lo son.
A día de hoy, ante la que se avecina, por no alarmar diciendo que ya está aquí, podemos querer ser EMPleados o EMPrendedores-EMPresarios.
La seguridad que ha atraído siempre a los primeros, en nuestros tiempos se ha revelado como una quimera.
No existe ningún factor genético que nos predetermine para una u otra opción. Se trata simplemente de una actitud influenciada por el nivel de necesidad. Lo más cómodo a corto plazo se convierte en lo más deseable. Cuando esa comodidad se percibe como insuficiente es cuando estamos dispuestos a reaccionar.
El empleo por cuenta ajena implica aceptar sin excepciones las condiciones que imponga el empleador, que muchas veces acaban siendo asfixiantes, enfrentadas a nuestra forma de ser, deshumanizándonos y convirtiéndonos en el brazo ejecutor de tareas contrarias a nuestros valores y principios.
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