Me ofrecen continuamente oportunidades de inversión en bolsa, fondos, cryptos, futuros, divisas... y un largo etcétera de mercados controlados vía telemática.
Con infinidad de sistemas de seguridad, blockchain y toda la parafernalia.
Tengo alguna experiencia en inversiones financieras.
Hoy se decide todo con inteligencia artificial.
Hace pocos años no había ordenador que le ganara al campeón del mundo de ajedrez.
En la actualidad, la aplicación que llevas en tu móvil le gana a cualquier humano.
Los negocios se montan para ganar dinero y, como en los casinos, la banca siempre gana.
¿A quién conoces personal e íntimamente que se haya forrado invirtiendo exclusivamente con su propio dinero?
Especular con el dinero de los demás es otro cantar, algunos lo consiguen.
Es lo que hacen desde hace unos años todos los bancos.
Porque su herramienta de negocio tradicional, los tipos de interés, están rondando el 0 y ya no desempeñan bien el papel para el que se inventaron.
Los mayores expertos en finanzas del mundo trabajan para ellos, ¿y si se les aplicaran los mismos criterios de solvencia que a empresas de otros sectores sabes cómo están desde hace décadas?, en quiebra.
Tienen más pisos embargados, que dinero.
Así le va también al mercado inmobiliario.
¿Has oído la historia del mono que, lanzando al azar un dardo sobre la lista de los valores en los que invertir, obtenía mejores resultados que los especialistas de Wall Street?
Pues eso.
La codicia nubla la razón.
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