¿Qué niño no ha jugado alguna vez con una pelota? Algo tiene este objeto que atrae la atención de la mayoría de los infantes. Y engancha. Muchos le siguen rindiendo pleitesía hasta la muerte.
Nada ha podido arrebatarle la supremacía hasta hace pocos años. Responsable: el videojuego.
Es sorprendente cómo esta invención, que empezó siendo un entretenimiento de adultos (máquinas recreativas), ha llegado a convertirse en el juego infantil más popular.
Prácticamente todos: niños y niñas, adolescentes y muchos adultos se han rendido a su indudable poder de atracción.
Tan aplastante ha sido la implantación de la cultura del juego para todos, que hasta se está poniendo de moda la gamificación en entornos tan insospechados hace algunos años como el mundo de la empresa.
¿Cuáles son sus secretos?
Accesibilidad en el más amplio sentido de la palabra: mueve un dedo, y a jugar. Disponible en plataformas para todos los gustos y situaciones (ordenadores, consolas, simuladores avanzados, tabletas, teléfonos inteligentes, etc.).
Autoaprendizaje con dificultad progresiva (cada uno a su ritmo, y si así lo deseas, con intimidad).
Registro de resultados, lo que permite autoevaluarse, medir progresiones, y si se es competitivo, medirse con otros.
Versatilidad y fácil sustitución (rápidamente compruebo si me gusta, o si me canso de uno, sigo con otro).
Reglas objetivas y uniformes, para todos, de aplicación automática.
Llama la atención, crea curiosidad, partidas cortas, satisfacción inmediata, innovación permanente, continuas novedades...
Así que si quieres vender cualquier tipo de producto o servicio ya sabes dónde te puedes inspirar.
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