¿Por qué hay familias que, generación tras generación, incrementan su riqueza, mientras otras nunca abandonan la pobreza, o como mucho engrosan lo que se conoce como las clases medias? Que dicho sea de paso es el filón donde los gobiernos basan su insaciable afán recaudatorio.
Los pobres siempre están empezando desde 0. Los ricos transmiten a sus herederos, no solo patrimonio económico, sino algo más para que continúen incrementando el patrimonio recibido y no caigan en la trampa de tener que empezar siempre desde 0.
Un trabajador por cuenta ajena siempre está empezando desde 0. Independientemente del tamaño de su salario. Trabaja de lunes a viernes, descansa los fines de semana, y vuelve a empezar de nuevo el lunes. Acumula días de vacaciones, las disfruta, y vuelve a empezar un nuevo periodo de trabajo y a acumular días para sus próximas vacaciones. Cobra a fin de mes lo que ha trabajado hasta ese momento y vuelve a empezar desde 0 para volver a cobrar a fin de mes. Así año tras año, hasta que se jubila. ¿Y qué deja a su herederos? Nada, 0. Éstos tendrán que buscarse un empleo, desde 0, para continuar con la rutina en la que les han educado sus padres. Y así sucesivamente. Siempre empezando desde 0.
Un comercial sale cada día a vender para ganarse una comisión. Al día siguiente repite la misma rutina. Lo mismo a la semana siguiente, y al mes siguiente y al año siguiente. Si hay ventas hay comisión, si no hay ventas... Siempre está empezando desde 0. Si cambia de empresa, vuelve a empezar desde 0. Es la misma historia sin fin. Cuando acaba su vida laboral, ¿qué le queda? Nada.
Muchos deportistas, artistas... que han ganado un buen dinero durante su periodo de actividad profesional acaban malamente al final de sus días porque no han sabido administrar sus ganancias.
En el mejor de los casos, si no se lo han gastado todo durante su vida profesional, empleados, comerciales, deportistas, artistas, etc., han podido acumular determinado patrimonio, que junto con la pensión, ayuda, prestación a las que puedan tener derecho les permitirá acabar sus días con cierta dignidad y en algún caso legar algo de utilidad a sus descendientes.
Pero en el patrimonio económico no es oro todo lo que reluce. Es esencial la calidad de ese patrimonio. A la hora de repartir la herencia acuden los deudores: entidades financieras, ayuntamientos, seguridad social... y hacienda, llegando a darse el caso de que los herederos tienen que renunciar a la herencia por no poder afrontar todos los gastos asociados. De este modo todas las entidades anteriormente mencionadas sí que incrementan sus respectivos patrimonios al quedarse con los bienes sobre los que tienen ciertos derechos, mientras los incautos se quedan con dos palmos de narices. Siguen siendo pobres y empezando desde 0.
Los ricos además de un patrimonio de calidad, formado por activos que pueden generar ingresos recurrentes como empresas, inmuebles, otros derechos... acumulan y transmiten algo que es esencial y solo se puede adquirir con la práctica y la convivencia diaria: educación financiera. Ésta es la clave para no tener que empezar siempre desde 0. Y no se trata de algo excesivamente complicado, esotérico, oculto o secreto, sino simple, de pura lógica, sentido común, práctica diaria y disciplina.
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