Cuando nacemos, lo primero que tenemos que hacer es llorar, si no lo hacemos no van a poder confirmar que ya hemos llegado, que tienen que empezar a contar con nosotros.
A continuación, hay que seguir llorando, porque si no lo hacemos, no van a saber que tenemos hambre, que queremos que nos cambien el pañal, que nos encontramos mal, etc, etc.
Venimos de fábrica enseñados a vendernos, para conseguir algo a cambio.
Durante la infancia la programación persiste, sabemos hacernos más que pesados, a veces insoportables, hasta que conseguimos lo que queremos: una chuche, un juguete, salir a la calle o no hacerlo, vestirnos o no quererlo... cualquier cosa, aunque los adultos ni siquiera nos entiendan. Tenemos nuestras ideas claras, o no, y punto.
Pero... esa programación viene con fecha de caducidad. Los adultos nos educan para que vayamos renunciando a nuestras ideas y nos amoldemos a las que a ellos les interesan. Poco a poco nos vamos cerciorando de que no todos nuestros esfuerzos de ventas son merecedores de una comisión. Tanto es así, que llega un momento en que renunciamos completamente a defender nuestros intereses. Nos vamos amoldando a los intereses de otros, sin siquiera cuestionarnos las razones. Encontrar un empleo, comprar un coche, y luego una casa, trabajar todo el año para poder ir de vacaciones, o no, y volver a empezar.
¡ Alguien está haciendo el agosto, y no somos nosotros !
¿ Éramos vendedores y ahora somos compradores ?
NO, seguimos siendo vendedores, es innato en nosotros. ¿ Cómo, si no, encontramos ese empleo, o una pareja, o conseguimos que nos fichen para un equipo, o que nos acepten en un grupo, o que nos den un crédito... lo que sucede es que estamos enfocando nuestros esfuerzos de venta en esos menesteres, y no en otros.
“ Todo en la vida es ventas “, Jim Rohn y Chris Widener. ¿ Has leído "Dice pilares" ? ¡ Te gustará !
La comisión que perseguimos puede ser material ( dinero, un regalo, un favor... ) o inmaterial ( reconocimiento, aprecio, satisfacción personal, agradecimiento... ).
No deberíamos resignarnos a ignorar nuestras habilidades naturales cuando pueden sernos de gran utilidad también en lo económico. Te animo a visualizar el siguiente vídeo:
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