En su libro: “El hombre en busca de sentido”, Viktor Frankl, exprisionero y superviviente de los campos de concentración nazis, reflexionando sobre sus durísimas vivencias, analizando la conducta de sus compañeros de cautiverio y su propia experiencia personal, acabó concluyendo: “A un hombre se le puede despojar de todo menos de la última de las libertades humanas: elegir la propia actitud ante un conjunto dado de circunstancias”.
Quizás sea una de las frases más repetidas en este blog, y no es baladí. Nuestra memoria, por buena que sea, tiene sus carencias. Con frecuencia olvidamos conceptos que pueden ser esenciales para entender nuestro entorno, y de vez en cuando conviene recordarlos. Así podremos comprender mejor las actitudes ajenas, ejercitar un poco la compasión, y por qué no, utilizarlas sabiamente para ponernos en el lugar del otro, sentir empatía, y así acabar por mejorar nuestro ratio de consecución de objetivos.
Intentar agradar a todo el mundo es harto complicado. Lo que a uno le parece bien, al otro le molesta. Lo que a uno le resulta de vital importancia, al otro le es indiferente.
Hace algún tiempo conocí esta reflexión que ahora te comparto:
¿Todavía no estás convencid@? ¿Te olvidaste de hacer click en la foto? ¿Y ahora?
¡Sé tú mism@!
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