La tarde-noche de ayer fue de aquellas que merece la pena vivirlas. No fue un viaje, no fue una fiesta, no fue un acontecimiento familiar, no fue una victoria del equipo favorito... fue disfrutar de una programación de televisión como pocas veces suele hacerse.
Los programas eran en color, como son ahora, como siempre han sido las historias que cuentan, aunque rememoraban acontecimientos que cuando acaecieron, se conocían en blanco y negro.
Al margen del cromatismo, la calidad de los dos programas sucesivos que captaron mi atención, me pareció excepcional.
Primero con un documental, todo en el canal público de La 2.
De "imprescindible" lo calificaba la cadena, que lo emitía al cierre de una jornada electoral. Sublime para explicar lo que es España y cómo trata a sus más leales hijos. La historia de un personaje brillante, como pocos, y al mismo tiempo, denostado, ninguneado y humillado, como tantos.
Para continuar con una película, "Versión española", de calidad, de mucha calidad, precedida y seguida de una
interesante entrevista con director y protagonistas. De ésas que lo mejor, siendo muy bueno el resto, no llega hasta el final.
Utópica libertad, sempiterna traición, inocente bondad, cruda supervivencia, humana irracionalidad, caprichoso azar, amor... motivos de reflexión.
Cuando comienza el juego, los dos contrincantes disponen de las mismas piezas, colocadas en la misma posición, compartiendo el mismo tablero. Sólo existe una cierta ventaja por jugar con blancas, la de mover primero y llevar la iniciativa. La actitud, las competencias, la estrategia... van dibujando el desenlace de la partida.
Al final todo acaba siempre igual. ¡Jaque mate!
... o tablas.
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