¿Se te ocurre una situación en la que la determinación y el cálculo de la
estabilidad sea más importante que en el caso de un buque que va a estar toda su vida sometido a las oscilaciones de la mar y al desplazamiento de pesos a bordo?
Efectivamente hay que tomarse este asunto muy en serio. Tal es el caso, que cuando se estudia la
estabilidad estática transversal se tienen en consideración tres posibles situaciones, que trasladadas al campo de las finanzas nos pueden ayudar a entender con mucha más precisión las distintas posibilidades que se nos pueden presentar.
El caso más desfavorable se presenta cuando el más mínimo desequilibrio transversal provocará el vuelco del buque, que no será capaz de recuperarse por sí solo. Es lo que se denomina equilibrio inestable. Crash, quiebra, insolvencia. ¿Te suena?
Existe una situación de equilibrio intermedia, engañosa, a la que llamaremos
equilibrio indiferente, que sólo se hará patente cuando actúe una fuerza exterior que incline el buque. El problema consiste en que no será capaz de recuperarse por sí mismo, sino que permanecerá inclinado hasta que otra fuerza exterior venga a devolverlo a su posición anterior o a aumentar todavía más el desequilibrio. Y así sucesivamente. Suspensión de pagos, concurso de acreedores, deuda, déficit. ¡Cuidado!
La única situación de
equilibrio estable se da cuando aunque se produjera algún desequilibrio temporal, el buque recuperara automáticamente la verticalidad, sin necesidad de ninguna intervención externa, tantas veces como se diera esta circunstancia. Así es como se diseñan los barcos y así es como pueden permanecer a flote y correctamente adrizados (enderezados) a lo largo de toda su vida.
Exactamente igual se debe garantizar la estabilidad financiera de cualquier unidad económica para evitar consecuencias del todo indeseables.
Curiosamente es una de las primeras cosas que nos enseñan de bebés, cómo funciona un
tentenpié, pero llegados a la edad adulta, cuando llega el momento de aplicarlo seriamente a nuestra economía, lo tenemos totalmente olvidado. ¿Alguien ha pasado en alguna ocasión por dificultades económicas?
Vivir al límite, por encima de las posibilidades, continuamente endeudado, gastando continuamente más de lo que se ingresa, a crédito... puede parecer
equilibrio, indiferente le hemos llamado, pero si no hacemos algo al respecto, a menos que ocurra algo casi sobrenatural, lo más probable es que acabe en catástrofe.
¿Cómo evitarlo? En primer lugar huyendo de toda y cada una de las causas recientemente mencionadas y en segundo lugar manteniendo siempre un colchón de ahorro, adecuadamente proporcionado a cada economía, para poder combatir de manera "automática" los desequilibrios puntuales que se puedan presentar.
El objetivo último, como en los barcos, es no volcar y mantenerse siempre a flote y adrizado (enderezado).